miércoles, 26 de marzo de 2014

Reflexión.








No hace mucho, veíamos cómo algunos profesores salen de clase abatidos y con comentarios tales como “No puedo con esta clase, no puedo…”. Un trabajo que cada día se hace más difícil y en el que se ha perdido el respeto por la figura del profesor.
Aprender es un acto voluntario que ha de realizarse en un clima de cooperación y respeto entre padres, profesores y alumnos. Sin educación no puede haber formación. Deberíamos tener instrumentos para facilitar el aprendizaje a aquellos alumnos que ni quieren aprender ni permiten que los demás aprendan.
Nos enfrentamos a una generación de niños consentidos y malcriados. Cuando un niño se pone chulo ante el director o el jefe de estudios, hace ya tiempo que los padres han perdido la batalla en casa. Necesitamos un acceso más sencillo y más temprano a una Formación Profesional cualificada que dé salidas a este alumnado conflictivo y desmotivado. Necesitamos la colaboración de los padres en el proceso educativo y necesitamos gobernantes que piensen en la enseñanza como un derecho básico y no como un campo de batalla en la lucha partidista.

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