Una serie de consejos prácticos para hablar de la muerte con los hijos e hijas son los siguientes:
-Decirlo cuanto antes. No utilizar eufemismos ni subterfugios del estilo "se ha ido de viaje", "le han llevado al hospital", etc., puesto que puede llevar a error ya que de estos sitios siempre se puede volver y no es el caso.
-Ofrecer información clara, simple y adaptada a su edad.
-Permitir que el niño o la niña pase por sus propias fases de duelo: choque, negación, rabia, culpa, celos, ansiedad, miedo, tristeza y soledad.
-Ayudar a expresar los sentimientos por medio del juego, el dibujo, etc. Ser conscientes que los expresarán de forma distinta a como lo hacemos los adultos.
-Permitir el llanto y el enfado. No esconder nuestro propio dolor.
-Seguir con la rutina diaria tanto como sea posible, ya que esto les da seguridad.
Informar al centro educativo de la situación.
-Dejar que se queden con algún recuerdo de la persona difunta (por ejemplo: una fotografía). En el caso de niños o niñas pequeños, no es aconsejable ver videos donde aparece la persona hasta que sean más mayores ya que puede llevar a confusión (le oye, le ve en movimiento y puede generarse la creencia de que va a volver).
Acudir a profesionales si, después de unos cuantos meses, si muestran alguno de los siguientes comportamientos:
-Tristeza permanente y prolongada.
-Excitación fuera de lo habitual.
-Desinterés por su propia apariencia.
-Cansancio e incapacidad para dormir.
-Deseo cada vez mayor de estar solo.
-Indiferencia respecto a la escuela y aficiones anteriores.
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